lunes, mayo 07, 2007

Ya somos famosos en el barrio o la historia de Netta peposaca


Sábado a la noche, luego de una granizada importante, que por suerte fue de piedras chicas me llama la persona de seguridad por que se me había escapado un pato. En realidad, hemos tenido patos pero nunca se me escaparon. Quizás algún faisán, pero no salieron a la calle, quien suele hacerlo es el conejo, que osa pasar entre los perros para llegar afuera. En fin, me pareció raro, pensé que quizás era un faisán y que la persona se había equivocado. Por casa han pasado pollos, gallinas, y hasta ovejas, por lo cual, cuando vi que el que estaba afuera no era mío, no me sorprendí. Resulta que con la granizada un pato picazo, medio desorientado o cansado, decidió aterrizar en la calle y el buen hombre pensó que era mío. No me costo demasiado trabajo tomarlo y lo lleve a casa para dejarlo en una jaula, con alimento ( para patos ) y agua. El domingo, vi que había comido y se lo veía bien, razón por la cual, decidimos ir hasta el río para dejarlo ir. La verdad que pensé llevarlo a la isla para que se cruzara con los míos, pero dado que era salvaje, me pareció injusto y decidimos soltarlo. Por supuesto, mi hija de 3 años lo acaricio hasta ultimo momento y el buen animal, la complació dejándola hacer.
Que tiene que ver esto con la isla, creo que bastante. Si bien la cosa avanza mas lenta , cuando avanza, de lo que uno quisiera, esta familiaridad con los animales, es quizás el primer logro de la misma. Digamos que mi hija a los 3 años, no solo sabe que los conejos no se bañan, que los pollitos no hay que agarrarlos de cualquier manera, (costo que uno quedara estrujado como pomo de pasta dentífrica ) o como hay que acariciar a un pato, y lo que es mas importante, ( por que de lo anterior, si bien sabe que es lo que NO debe hacer, no quiere decir que lo cumpla) tiene una familiaridad con los animales que hace que un pato salvaje, aterrizado en la calle por razones de fuerza mayor, no se asuste, y esto lo digo por que dejaba que lo acariciaba cosa que no fue lo mismo con otras manos ( objetividad de padre, obviamente ).
En fin, la isla avanza, el pasto crece, quizás, con suerte los mosquitos se tomen un respiro por el frío, lo que es cierto, es que ya no es solo un sueño.