viernes, abril 13, 2012

Un lugar agreste y amigable

El delta del Paraná tiene algunas ventajas que quizás los que estamos acostumbrados a ir a diario no valoramos. Sus aguas turbias no albergan mas que peces inofensivos, es factible nadar sin temer por pirañas o animales como yacarés y cocodrilos. El único animal peligroso que conozco es la raya o chucho de río. De chico recuerdo que las pescábamos desde el muelle donde nos bañábamos, nunca tomamos precauciones, seguramente por que con un poco de ruido preferían escapar a algún lugar mas tranquilo. Solo cuando tirábamos el tramayo en la desembocadura del  San Antonio, en una época que no estaba de moda y nadie transitaba, caminábamos arrastrando los pies por el barro para evitar pisarlas y en caso de tocarlas con los pies pudieran escapar. No hace falta estar vacunado, no hay enfermedades que uno pueda contagiarse, la picadura de un mosquito, hoy por hoy, es solo una roncha que se va con el tiempo.
Es decir, para disfrutar del Delta del Paraná no hacen falta más que las ganas de hacerlo. No hay que tener  mayores precauciones que las que se deben tomar en cualquier lugar con agua. A menos de 3 horas de pleno centro, u hora y media desde la estación de Tigre, nos encontramos en un lugar donde la naturaleza consigue escapar de las reglas de la ciudad.. Islas que aun son salvajes, plenas de vegetación típica, y ríos que gracias a su caudal se defienden de la contaminación. Los pavos del monte y las gallinetas frecuentan el jardín a la salida y puesta del sol.
En verano los chicos pasan la mayor parte del tiempo jugando en el agua. Hay que insistir para que salgan a comer y luego para que dejen pasar un tiempo antes de retornar al agua. La noche es propicia para jugar a las escondidas en juegos que se pueden prolongar hasta bien entrada la noche. Ideal si cada niño llevo una linterna para jugar a la mancha iluminando a los compañeros en lugar de tocarlos. Los días lluviosos invitan a jugar a las cartas o con algún juego de mesa, si esto se produce después de varios días de calor es un bálsamo para el cuerpo. La pesca se divide entre los que saben encarnar y los que no. Secreto, en algunos lugares enterramos troncos de sauce que se descomponen fácilmente y son un lugar buscado por las lombrices. Debo señalarlos para que luego no quede todo el terreno con pozos. Andar en bote o kayak, la guerra de bombitas de agua entre embarcaciones, preferible a la guerra de barro y por supuesto juntar la leña para hacer fuego son, las primeras con más entusiasmo y la última con reparos, algunas de las actividades que realizamos.

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