lunes, enero 22, 2007

cuando la idea se mantiene


Diciembre es un mes complicado, las fiestas con los parientes, las fiestas de despedida del año con los amigos, las reuniones con proveedores o clientes de fin de año, los preparativos, todo hace que uno deba distraerse en otros menesteres.

Por supuesto, este es mi caso, y una razón por la cual, durante un tiempo me ausente. Ahora veo que fue mucho más tiempo de lo que debería haber sido.

El pasto alto donde antes había césped, la explicación que no se corta por que esta alto, ignorando que si se lo hubiera mantenido solo un poco, hoy no seria ni problema ni esfuerzo mantenerlo. Las maderas repartidas fruto de las mareas y de que nadie se ocupo medianamente de limpiar. La explicación que el año que viene sería un parque, algo que ya escuche un año antes. Los intentos de robo, que hacen recordar que si bien es una isla, no esta aislada del resto de la realidad de nuestro país. Que si bien, uno intenta reconstruir lo que era el delta hace 30 o 40 años, tampoco se puede volver totalmente atrás.

Cuando las explicaciones huelgan por estúpidas, y cuando el esfuerzo de un año de trabajo simplemente se va, la plata mal gastada o los fines de semana trabajando sin parar, da igual. Cuando un sueño se nos quiere escapar, existe la ventaja de tener solo dos opciones, continuar o abandonar.

Quizás de ser mas joven, uno tendría mas fuerzas, quizás, le dolería menos robarle el tiempo a la familia, quizás no existiría esa duda entre si es lo correcto o no, o el remordimiento de que ese tiempo que se quita a los hijos yendo a trabajar un fin de semana no tiene compensación e indefectiblemente, se deberá colocar en los debes de este proyecto y en la vida de uno.

A los 20 años, uno puede postergar, a los 30 se puede arriesgar, a los 40 solo se descartan opciones, para consolidar a los 50 y disfrutar mas adelante.

El delta tiene ese algo especial que creo se centra en que es un reflejo de la vida, su paso más rápido, nos permite ver el mañana hoy. Los pastos altos donde se abandona, la costa comida por el efecto imparable de la corriente. También, la vida en todo su esplendor, no importa la estación, cada mes, se descubre, distinto y nos invita a conocerlo.

En fin, luego de haber marcado, lo no hecho o mal hecho, no me quedaban ganas ni quedarme a descansar, razón por la cual, partí para luego dejarme arrastrar por la corriente.

Por supuesto, antes, solté algunos patos con la indicación de que se les abriera su jaula a la noche, seguro que dejando alguno encerrado regresarían. También, y como refuerzo lleve un par de ovejas, 2 de las que irán de apoco para allá con la idea de facilitar el mantenimiento del parque. El como llegaron, creo que merece algo aparte.
Lo cierto, mi isla aun con sus tropiezos, sigue avanzando a lo que sueño de ella.

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