Chilenos, Peruanos, Colombianos, Argentinos. Podríamos haber sido chinos, polacos, rusos, vietnamitas.
No hubo más acuerdo que el compartir 3 días y la navegada. No más contrato que la palabra, ni más garantía que la mirada franca. Compartimos la noche y el fuego. También el agua y el vino. Hombres con rastras, y niñas de pelo corto. Viejos de 50 y jóvenes de envidiables 19.
Soffia vento.
Solo dejar que fluya. Dejar que pase. El viento que Teilhard de Chardin imaginaba. Animarse a vivir, a permitir que toquen nuestra puerta. La vida es un sin número de oportunidades, que negamos constantemente.
En la mano que Dios y el diablo jugaron ese día, los chicos nos obsequiaron la oportunidad de conocerlos, y ganamos la partida.
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